Se trata de un fotomontaje de sesenta imágenes musicado con la rumba "Entre dos aguas" de Paco de Lucía.
Los primeros vestigios de un fondeadero se sitúan al pie del cerro de la Alcazaba, donde atracaron sus embarcaciones desde los fenicios hasta los musulmanes. En la época árabe, el de Málaga sería uno de los puertos más activos del momento y la ciudad se convierte en la puerta del Reino de Granada y en nexo de unión entre el Mediterráneo, el Atlántico y el Mar del Norte.
En 1588, durante el reinado de Felipe II, se aprobó el proyecto del puerto cuya ejecución se enfrentaría con problemas presupuestarios y con los sedimentos arenosos del Guadalmedina, que rellenaban su fondo. En el siglo XVII se construyó el dique de Levante. En 1637 un barco trajo la peste que causaría importantes estragos en la ciudad y su provincia Durante el siglo XVIII se prolongan los diques, cerrándose la bocana para aumentar su seguridad, tanto con fines mercantiles como militares. La Farola fue levantada en 1817 y en año siguiente se crea la Junta de Obras del Puerto.
A mediados del siglo XIX surge el apogeo de la industria malagueña de ferrería (Heredia) y de textiles (Heredia y Larios). Junto al tráfico de sus materias primas y manufacturas, se exportaban productos agrícolas locales (vinos, pasas, higos, almendras,...) así como aceite de Córdoba y plomo de Almería. Sobresalían las importaciones de maderas, herramientas, bacalao y todo lo que se denominaban "coloniales". En 1876 se proyectó un puerto nuevo con considerables mejoras (grúas, ferrocarril,...) cuyas obras concluirían en 1897. Pero en los últimos lustros de este siglo la crisis de la industria local y la plaga de la filoxera motivarían un drástico descenso del tráfico portuario. Miles de malagueños y otros andaluces harían uso del puerto para emigrar a Sudamérica. El puerto también fue testigo de otras despedidas tristes como la de los soldados que partían a las campañas de Marruecos. Desde siempre sus aguas han recogido expresiones populares religiosas (procesiones marítimas) y competiciones deportivas. En la década de los 20 se inician las primeras escalas turísticas que en los últimos años han cobrado extraordinario impulso, sobre todo tras la pérdida del tráfico de petróleo que conectaba el puerto con el oleoducto Málaga-Puertollano. En muchas imágenes del puerto aparece el silo de cereales que levantado en 1953, sería derribado en 2008, no sin las protestas de quienes lo consideraban un edificio representativo.
Hoy día, el puerto malagueño es eminentemente importador, destacando los graneles de clinker, cereales, cemento,... siendo sus principales exportaciones dolomita, orujo y aceite de oliva. Otros tráficos tradicionales son los de cabotaje de mercancías, vehículos y pasajeros que mueven las líneas regulares con Melilla. En cuanto al tráfico de cruceros turísticos, estamos ante el segundo puerto de cruceros de la Península, alcanzándose 243 escalas en 2007. El Puerto ha comenzado un profundo proceso de trasformación para duplicar su superficie terrestre y mejorar el tráfico de contenedores. El proceso de renovación se ha materializado el la construcción de un dique de cierre que permite el atraque a los más grandes cruceros del mundo. Por otra parte, el Plan Especial del Puerto supondrá en un futuro próximo contar con una completa oferta de ocio en pleno centro de la ciudad.
Los primeros vestigios de un fondeadero se sitúan al pie del cerro de la Alcazaba, donde atracaron sus embarcaciones desde los fenicios hasta los musulmanes. En la época árabe, el de Málaga sería uno de los puertos más activos del momento y la ciudad se convierte en la puerta del Reino de Granada y en nexo de unión entre el Mediterráneo, el Atlántico y el Mar del Norte.
En 1588, durante el reinado de Felipe II, se aprobó el proyecto del puerto cuya ejecución se enfrentaría con problemas presupuestarios y con los sedimentos arenosos del Guadalmedina, que rellenaban su fondo. En el siglo XVII se construyó el dique de Levante. En 1637 un barco trajo la peste que causaría importantes estragos en la ciudad y su provincia Durante el siglo XVIII se prolongan los diques, cerrándose la bocana para aumentar su seguridad, tanto con fines mercantiles como militares. La Farola fue levantada en 1817 y en año siguiente se crea la Junta de Obras del Puerto.
A mediados del siglo XIX surge el apogeo de la industria malagueña de ferrería (Heredia) y de textiles (Heredia y Larios). Junto al tráfico de sus materias primas y manufacturas, se exportaban productos agrícolas locales (vinos, pasas, higos, almendras,...) así como aceite de Córdoba y plomo de Almería. Sobresalían las importaciones de maderas, herramientas, bacalao y todo lo que se denominaban "coloniales". En 1876 se proyectó un puerto nuevo con considerables mejoras (grúas, ferrocarril,...) cuyas obras concluirían en 1897. Pero en los últimos lustros de este siglo la crisis de la industria local y la plaga de la filoxera motivarían un drástico descenso del tráfico portuario. Miles de malagueños y otros andaluces harían uso del puerto para emigrar a Sudamérica. El puerto también fue testigo de otras despedidas tristes como la de los soldados que partían a las campañas de Marruecos. Desde siempre sus aguas han recogido expresiones populares religiosas (procesiones marítimas) y competiciones deportivas. En la década de los 20 se inician las primeras escalas turísticas que en los últimos años han cobrado extraordinario impulso, sobre todo tras la pérdida del tráfico de petróleo que conectaba el puerto con el oleoducto Málaga-Puertollano. En muchas imágenes del puerto aparece el silo de cereales que levantado en 1953, sería derribado en 2008, no sin las protestas de quienes lo consideraban un edificio representativo.
Hoy día, el puerto malagueño es eminentemente importador, destacando los graneles de clinker, cereales, cemento,... siendo sus principales exportaciones dolomita, orujo y aceite de oliva. Otros tráficos tradicionales son los de cabotaje de mercancías, vehículos y pasajeros que mueven las líneas regulares con Melilla. En cuanto al tráfico de cruceros turísticos, estamos ante el segundo puerto de cruceros de la Península, alcanzándose 243 escalas en 2007. El Puerto ha comenzado un profundo proceso de trasformación para duplicar su superficie terrestre y mejorar el tráfico de contenedores. El proceso de renovación se ha materializado el la construcción de un dique de cierre que permite el atraque a los más grandes cruceros del mundo. Por otra parte, el Plan Especial del Puerto supondrá en un futuro próximo contar con una completa oferta de ocio en pleno centro de la ciudad.
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